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Joan Salvat-Papasseit
1894-1924

Una nación moral

Nos hemos vuelto injustos por apasionamiento. Cada uno de nosotros cree aún más elevada esta o aquella raza. Y no hay nación que valga más que otra: sólo hay naciones grandes económicamente, en riqueza de oro, es decir por dominio de aquel que es poderoso sobre el que no lo es. Porque no nace el genio con preferencia alguna aquende o allende un sitio: nace allí donde nace y en todas partes sufre.

Hablando de Inglaterra, me dice Bonafoux en es estilo suyo tan poco digerible a los hombres-mujeres: "...ese país que, a pesar de las convulsiones y de las claudicaciones de la guerra, sigue siendo el único libre que tiene el mundo". Yo antes le pedía que escribiese algo intenso; y contesta también, de modo que no cabe cosa de mayor fuerza: "¿Que yo escriba algo intenso?... ¿Le parece de poca intensidad lo que veo y lloro diariamente, con motivo de esta guerra, para que me dedique a la amargura solitaria de renovar las tristezas del día? Yo necesito, al contrario, algo que me alegre. Allá en París tengo, o tenía, pues tal vez lo secuestraron también, un payaso de cartón que, de pie en mi mesa de escribir, me sonreía... Ahora tengo una tapia".

El único país que tiene hoy libre el mundo. No obstante Bonafoux se siente en él esclavo. Yo recibo la carta habiendo pasado ésta dos veces la censura. Opened By, Censor-660. Opened By. Censor-13. Luego con quince días de retraso. Si ahora a mi compañero yo quisiera escribirle hablando de Inglaterra ante el caso de Irlanda, él no lo leería ciertamente.

No existe nación libre: sólo hay una nación un tanto liberal. Ni Inglaterra es más alta ni Inglaterra es más baja que las otras. Porque tampoco es una nación moral en sus adentros. Y esto es lo que precisa para la libertad.

(Dins Humo de fábrica. Barcelona: Galba, 1977, p. 57-58)